Estimado amigo:
Me llamo Carlos Otto, tengo 29 años y soy
periodista. Quiero dirigirme a ti, aunque no nos conozcamos personalmente,
porque me gustaría decirte un par de cosas.
Es probable que últimamente te vengas sintiendo como
un parásito o un inútil. No porque realmente creas que lo eres, sino porque
mucha gente se ha encargado de dejártelo caer o, directamente, decírtelo. Los
políticos te dicen que basta ya de vivir del Estado y que debes crear una
empresa aún a riesgo de perder el poquísimo dinero que te queda. Los
representantes de según qué empresarios te dicen que se acabó el café para
todos y que no podemos seguir pagándote el desempleo para que te tires a la
bartola en vez de estar levantando el país, como hacen ellos.
Hace algo más de tres años decidí que, si no me daba
trabajo yo mismo, nadie me lo daría, y me di de alta como autónomo. Llevo todo
este tiempo trabajando y, de cuando en cuando, incluso consigo dar empleo a
alguienIncluso muchas personas que a día de hoy tienen un trabajo mal pagado
(aunque lo puedan perder mañana por la tarde), te mirarán por encima del
hombro, se compararán contigo y pensarán que, si estás en paro, quizá no eres
tan bueno como pensabas. Algunos, incluso, cuestionarán que, de cuando en
cuando, te tomes una caña en vez de dedicar cada segundo de tu vida a buscar
empleo.
Te cuento mi caso: hace algo más de tres años decidí
que, si no me daba trabajo yo mismo, nadie me lo daría, y me di de alta como
autónomo. Llevo todo este tiempo trabajando y, de cuando en cuando, incluso
consigo dar empleo a alguien. Si me dejase llevar por el discurso agresivo que
ahora mismo existe contra los parados, te diría que cruzándote de brazos no vas
a conseguir nada. Que no puedes sentarte en el sofá y esperar a que el trabajo
te llegue solo. Que tienes que aprender lo que es la cultura del esfuerzo. Que
aprendas de mí, que soy un hombre que se ha hecho a sí mismo sin pedir ayuda a
nadie. Y mucho menos al Estado. Pero nunca te diré nada de eso, porque es una
soberana estupidez.
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